Hoy en día los compradores no pagan por lo que valen las empresas actualmente sino por lo que valen más las sinergias fundamentalmente operativas y financieras que se pueden conseguir.
Si añadimos a la coctelera, excedentes de liquidez, necesidades en algún caso de jugadores extranjeros de entrar en un mercado, tipos de interés y capacidades de apalancamiento, capacidad de negociación y otras series de factores hace que últimamente sea complicado estimar a priori el precio final de una transacción.